Cuesta encontrar dibujos que los niños vean enteros pero con POCOYO son capaces de estar sentados los diez minutos que dura el capítulo sin pestañear. Y lo que es aún más sorprendente: gusta tanto a bebés como a niños más mayores. Es increible.
Son únicos en todo: un fondo totalmente blanco, unos personajes a cuál más pintoresco (una elefanta enorme o un pato maniático) y creados por españoles (aunque con producción americana).
Dicen que es malo comer con la televisión puesta porque no favorece el diálogo familiar y esas cosas. Pero yo me he acostumbrado a poner a POCOYO en las comidas y es la única forma de que se lo coman todo.
O cuando me quiero dar una ducha "sin interrupciones", les enchufo el DVD de POCOYO y ya no sé nada de niños un buen rato.
Lo malo es que los productos tipo peluches y demás no han sido bien diseñados y aparece POCOYO bastante feo, nada que ver con el POCOYO televisivo al que dan ganas de abrazar casi.
Una colección de DVD de POCOYO me parece una compra de las buenas. La amortizarás seguro con la de veces que pondrás el mismo episodio.
Foto | POCOYO
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