Odio ir a comprar zapatos para mis hijos.
Sé que los zapatos les durarán unos meses, que acabarán destrozados y que encima valen más caros que un zapato de adulto.
Luego esta el tema de la talla. Ya por fin me he enterado cómo funciona.
La talla de zapato que tienes que comprar es la que con los zapatos puestos y sin acordonar, puedas meter un dedo en vertical por la parte de atrás. El niño al caminar tira el pie hacia delante por eso esa holgura no se nota.
Una vez puestos tienen que ir bien atados para que la holgura no de problemas.
No es bueno heredarlos de otros hermanos porque cada pie es diferente y el zapato se moldea con el pie que lo usa.
Como van a durar poco pues tienen que ser ponibles con todo. Por eso siempre opto por el color rojo o azul marino. El capricho de comprar un zapato más especial (y en general menos resistentes) suele ser una mala ide: el zapato acaba prácticamente nuevo. Aunque bien es cierto que es necesario tener uno más cuidado para las reuniones familiares y demás actos sociales.
Ya os conté mi experiencia en la búsqueda de zapatos para el colegio por lo que sabréis que me es complicado encontrar el zapato que quiero. No es que sea exigente pero es que si van a costar 50 euros, por lo menos que te guste la compra.
Yo pensaba que los de Chicco serían los mejores pero sorprendentemente tienen un velcro malísimo y al mes de uso, el zapato se sujeta fatal.
He encontrado una zapatería infantil llamada Turín en la calle Orense de Madrid. Es pequeña pero está siempre llena, lo que ya es un buen presentimiento. Se nota que saben lo que venden y encontrarte con un buen vendedor que te orienta y aconseja eso hoy en día no tiene precio.
¿Cómo os va a vosotros con esta compra? ¿Teneis alguna marca favorita?
Foto | Earl53
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