En mi caso o es que he tenido mucha suerte o es que lo hemos hecho realmente bien. El caso es que mis hijos no tienen celos.
Desde el nacimiento del segundo hijo, los celos era un tema que nos preocupaba sobremanera. Y siempre pusimos mucho empeño en que no surgieran.
Os cuento nuestro sencillo método.
El sistema que empleamos para evitar los celos del hermano fue hacer como si el nuevo bebé no existiera. Me direis que fuimos malísimos con el bebé pero así fue.
Cuando estaba el primogénito presente jamás hablábamos directamente al nuevo bebé. Los temas de conversación no versaban sobre el nuevo nacimiento. Y las visitas a casa tenían que prestar atención primero siempre al niño, antes que al bebé.
Por supuesto, cuando el niño estaba en el cole, el bebé era el centro de toda nuestra atención.
Así, muy despacio, el niño no siente la presencia del nuevo hermano como un cambio de sus hábitos de vida. Hay que esperar a que sea el propio niño quien coja cariño al bebé, cosa bien fácil pues los niños están llenos de amor.
Nunca he seguido esos consejos de pasar tiempo con el primogénito a solas. La situación normal es que el bebé ya forme parte de su día a día y todos estemos juntos, quedarnos solos él y yo sería algo excepcional.
El tema de los celos me apena mucho porque niños muy dulces se convierten en intratables y violentos con el nacimiento de su nuevo hermano. Es una lástima y encima una vez que surge el problema, es bastante difícil corregirlo. En el fondo ves que quieren a sus hermanos, pero la situación les desborda de tal manera, que el malestar que tienen para con sus padres lo proyectan en el bebé nuevo y pasa lo que pasa.
¿Cuáles han sido vuestras experiencias con los celos?
Foto | Amy Heflinger
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